Salva Víllora


‘Nunca es tarde si la dicha es buena’

Oye, guapo, ¿tú no eras informático?

Bueno, informático de profesión, porque es lo que me da de comer, pero yo realmente soy Licenciado en Ciencias Matemáticas que así, con todas las letras, queda como importante.

Ya, y seguro que te van los sudokus, pero esto es una página de danza. ¿Qué haces tú aquí?

Ah, vale. Es que a mí lo que siempre me ha gustado ha sido bailar.

O sea, que de pequeño te apuntaron a clases de ballet, rodeado de niñas y con mallas ajustadas.

Te equivocas. En mi pueblo, y en esa época, no había nada de eso… y yo prácticamente ni sabía lo que era el ballet. A mí me metieron en la jota… y me quedé en esa letra durante varios años, haciendo giras veraniegas por los pueblos de la provincia y alrededores. En una ocasión, incluso fuimos a Palma de Mallorca, a un Festival Internacional de Folclore. No sé si te lo había dicho, pero soy de pueblo, de La Roda de Albacete… sí, vamos, dilo ya… de donde los Miguelitos.

Mmm, ¡qué ricos! Siempre que vamos de Madrid a Alicante paramos en tu pueblo a comprarlos. A ver si traes unas cajas la próxima vez que vayas.

Pues yo no sabía que eran tan famosos hasta que llegué a Madrid para estudiar en la universidad, poco después de dejar el folclore. Y en Madrid cambié de estilo.

¿Las mallas?

No, los bares… durante esa época de estudiante era más de bailar en garitos y verbenas. Estilo libre y agarrao, respectivamente.

Pero eso lo hacemos todos… ¿Cuándo llega lo de las mallas?

¡Qué pesado con las mallas! Si yo nunca he usado mallas. Lo que me enfundé fue la ropa de camuflaje, en la mili, donde también se baila. Bueno, al menos se marca el paso, aunque sólo se contaba hasta 2 o, como mucho, hasta 4…

No te vayas por las ramas, y no empieces a contar batallitas de la mili, que no es de eso de lo que estábamos hablando.

Hombre, es por darle una continuidad a la historia. Fíjate que nunca me había dado cuenta… cambio de vida, cambio de baile. Lo siguiente fue la vida laboral y el baile de salón. Teniendo una base, lo fundamental es la observación y la práctica, es como más se aprende. Luego fui avanzando con Toni Escartín, con el Rock&Roll de Nacho Moreno, el Tango Argentino de Leo y Eugenia, los Tradicionales Cubanos de Carlos y Elizabeth… ya tú sabes, el son, la rumba, el mambo,…
Parece que no lo hacía mal del todo. Me proporcionó un dinerillo extra que me vino muy bien cuando me casé con el banco (a ver si me quito pronto la dichosa hipoteca) y hasta me permitió participar en una película.

¿Y no pensaste en dedicarte a dar clases y dejar tu trabajo como informático? Seguro que es más aburrido que lo del baile.

Pues sí, lo pensé. Y viendo el panorama, probablemente hubiese podido. Entonces era la primera época de auge del baile de salón (y eso que todavía no existía ‘Mira quien baila’). Pero…

Vamos, aligera, que me queda poco espacio.

Llegó la danza, la contemporánea, que para clásico yo ya me veía muy mayor (y además, no quería ponerme mallas). Poco a poco fue relegando al baile de salón. Me da un poco de pena tenerlo tan abandonado.
Lo que sé se lo debo principalmente a Francesc Bravo, Cristiane Boullosa y Michelle Man. Y he disfrutado de experiencias inolvidables como los festivales en Marruecos con Marcapasos (‘Amor de Mare’) y, más recientemente y en territorio nacional, con Michelle Man & Friends (‘Sujetos’ y ‘Rojo’)

Pues no está mal. Imaginaba que lo tuyo se reduciría a ir a clase cuando el trabajo te deja. Por que tengo entendido que eso de la informática requiere mucha dedicación.

No andas desencaminado. A mí me basta con ir a clase, pero una vez que surge la oportunidad de mostrar algo al público, se disfruta mucho más, todo hay que decirlo. Y luego una cosa lleva a la otra y, sin buscarlo, uno se encuentra tan contento con otro par de proyectos en cartera.

Ya nos avisarás, para ir a verte. ¿Quieres añadir algo más para terminar?

Me quedo con la sabiduría popular: ‘Nunca es tarde si la dicha es buena’

zarvao@ole.com

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