Sobre el lenguaje coreográfico

La calidad del movimiento desenvuelve entre el peso de la memoria y la fugacidad del efímero. Se desarrollara un código a partir del cuerpo que intenta lo imposible - detener el instante.

La coreografía no sigue una línea de virtuosismos ni un narrativo teatral, sino ofrece un camino marcado por su sutileza. El cuerpo es el argumento, no hay que dar argumento al cuerpo. Dentro un proceso de desvestir el movimiento o una búsqueda de llegar a una esencia se intenta no reemplazar lo complejo por lo gestual.

El movimiento nace desde el sentimiento, desde lo intimo y desde lo universal, pero no se llega a dramatizar. La proyección de la bailarina es el reflejo de su mirada hacia el interior.

La repetición consciente de una secuencia conduce a una observación más profunda de lo que cada acto que la compone contenga. Así como la memoria es el arte de la atención; el rito es el arte de la memoria atenta.

F.M

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