Encuentro con Debussy

Claude Debussy es un punto de referencia fundamental sobre el que se sustenta el desarrollo de la historia y la estética de la música del siglo XX. Con el paso del tiempo la figura de Debussy se ha ido agrandando, siendo imprescindible conocer y analizar sus obras para comprender la música de nuestro tiempo. Fue un compositor fascinante que propuso la reestructuración del lenguaje sonoro aportando nuevos timbres, atmósferas, variadas estructuras rítmicas, sorprendentes sucesiones armónicas, ductilidad, original mezcla de líneas, exotismo... En definitiva, materiales sonoros flexibles y en constante transformación que cambiarían los conceptos temporales de la música. Debussy representó de algún modo la ruptura con el pasado y el comienzo de una nueva época en la que el sonido en sí mismo era lo sustancial. Sus sugerentes ideas establecieron los cimientos sobre los que se desarrollarían muchas de las propuestas musicales de compositores posteriores. Nos encontramos con una gran personalidad artística que se proyecta todavía en el presente.

Para cualquier pianista adentrarse por primera vez en el universo de Debussy resulta una experiencia inolvidable. Gracias al extenso y variado catálogo de obras que posee se puede establecer un amplio recorrido, y, en cada rincón de este trayecto encontraremos elementos sorprendentes en su escritura, en especial al llegar a una de sus obras fundamentales, los Preludios. Efectos, ritmos, dinámicas, encadenamiento de acordes, resonancias, estratificación, utilización del pedal... Su estudio supone, por una parte, desarrollar en profundidad la técnica pianística y, por otra, sumergirse en un mundo de nuevas sonoridades a través de la experimentación de las múltiples posibilidades que posee el instrumento. Para el intérprete significa en gran medida algo tan importante como aprender a escuchar.

Cuando Michelle Man me propuso esta colaboración para Tussore en un primer momento pensé en lo acertado de la elección de los Preludios y en lo atractivo que sería compartir el espacio acústico con ellos. Se trataba de un nuevo encuentro con unas partituras ya conocidas en mi etapa de estudiante de piano, y a las que todavía recurro cuando me siento, esta vez a divagar, frente al teclado. Me permitía recuperar una vez más la memoria de una etapa de mi vida en la que afloraban sensaciones extraordinarias. Pero ahora me enfrento a Debussy desde otra perspectiva inimaginable hace unos cuantos años: la electroacústica y la danza, los nuevos medios tecnológicos de creación sonora aplicados al movimiento. Pienso que las posibilidades que ofrece esta combinación es algo que no resulta ajeno al discurso propuesto por Debussy. Tal vez porque cuando hablo de mis procedimientos técnicos de composición y sus resultados, bien puedo apoyarme en todo lo que inspira el análisis de su música. Al mismo tiempo la electroacústica permite trabajar todos aquellos elementos que hacen referencia a las cualidades del sonido: alturas, intensidades, timbres, duraciones, etc. Transformar el sonido en su estructura, en el movimiento espacial y en lo temporal, como un escultor cuando moldea los materiales. La plasticidad de la música de Debussy nos permite establecer un paralelismo inmediato para interactuar con la danza.

Difícil compromiso transitar entre los Preludios. Supone un nuevo reto que estimo necesario afrontar siempre desde la admiración y el respeto que me inspira una partitura magistral. Tengo plena confianza en que la excelente coreografía de Tussore me ayudará a salir del trance.

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